El raccord o continuidad
(Pretty Woman, Garry Marshall 1990)
En un post anterior te comentaba
que la forma habitual de narrar una historia es fragmentándola en secuencias,
escenas y planos. Cuando hacemos eso, uno de los riesgos es que se rompa la
relación entre un plano y el siguiente, y por tanto se pierda la linealidad
narrativa. Es lo que se conoce como continuidad o raccord (palabra francesa que significa “enlace”).
Es fundamental que tus espectadores
perciban fluidez en la sucesión de planos sin reparar en cambios que fragmenten
la continuidad.
Jacob Most (Así se crean guiones. Barcelona. Ediciones Cims, 1994) hace la siguiente clasificación sobre los distintos tipos de
raccord:
- Raccord de acción: aquel
que se da entre dos planos que cubren la misma acción. Si un personaje inicia una acción en un plano, por ejemplo abrir una puerta, habrá que
continuar esa acción en el plano siguiente en el punto exacto en el que se
dejó. De lo contrario habrá un salto perceptible en la continuidad. Ten
especial cuidado con acciones como beber o comer. Y recuerda que “fumar
perjudica seriamente la continuidad”: los actores no pueden repetir con
exactitud esta acción y, entre toma y toma, el humo aparece y desaparece.
- Raccord de movimiento: Si el personaje se mueve de derecha a
izquierda en el primer plano, se espera que se mueva en la misma dirección en
el plano posterior.
- Raccord de velocidad: es la continuidad que debe tener la velocidad
de la puesta en escena, cuando esta se fragmenta en varios planos. Se
recomienda que en los planos generales
el movimiento sea algo más vivo, ya que la velocidad queda atenuada. Por el contrario, en los primeros planos la
sensación de velocidad se ve aumentada, por lo que el movimiento debe ser algo más suave.
- Raccord de ambientación: consiste en que los elementos que componen
el mobiliario, el atrezzo, y el
vestuario se mantengan en la misma posición entre un plano y el anterior.
Probablemente en este tipo de continuidad es donde los espectadores somos más
hábiles descubriendo errores.
- Raccord de miradas: si un personaje mira de izquierda a derecha en un plano, el
contraplano del segundo personaje deberá ser de derecha a izquierda.
En este cortometraje nos lo explican de forma divertida:
¡Tía, no te saltes el eje! (Kike Narcea,
2006). Duración: 2’25 minutos.
-
Raccord dramático: cuando una
escena se rueda a lo largo de varios días, es fácil que los actores pierdan la
referencia del tono interpretativo.
-
Raccord de luz: si
las diferencias de luminosidad, contraste o color son pequeñas, pueden intentar
corregirse en postproducción.
Aunque Most no lo incluya en su clasificación, debes tener
en cuenta que la continuidad del sonido también tiene una importancia crítica. Si la
acción sucede en el mismo lugar y en el mismo momento, el sonido debe ser
fluido de un plano al otro; esa atmósfera debe tener continuidad.
En este vídeo puedes ver algunos ejemplos de fallos de
continuidad:
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